lunes, octubre 02, 2006

En el Centro Histórico, Carpas, Zarzuelas y en ellas brillando: María Conesa.

FECHA REAL: 24 DE JULIO DE 2007
Un pedazo de mi investigación fue publicado en la revista Primer Cuadro. Lástima que Casa Vecina, responsable de dicha publicación, no sólo no ha podido avisarme que ya salió, no sólo no ha podido enviarme aunque sea un ejemplar (aunque si yo fuera la responsable, le enviaría unos 10 a cada participante de la publicación), sino que puso mal la dirección de este blog; así que ningún lector leerá esto. Lo bueno que, a diferencia de mí, ellos tienen la versión impresa. Pero en esta versión pongo varias líneas que no cupieron en lo que se publicó.









Las Carpas.


Información general, para darnos un quemón.





Aunque parezca increíble, hubo un tiempo en que México apenas contenía un millón de habitantes. Se transportaban en tranvía, en autobuses que cobraban planilla de 8 centavos y un tercio por el pasajeEmpezaba el radio comercial, y el cine sonoro. Cine extranjero que era maravilloso de escuchar, sólo por ser la novedad, pero con la gran desventaja de que nadie entendía nada. Sí, sí había subtítulos, pero el pueblo de México no sabía leer. El cine era entonces para las clases altas.


Es por eso que el pueblo encontró refugio, esparcimiento y alegría en las carpas.


Eran espectáculos hechos al gusto y medida del pueblo.Al igual que los viejos circos, las carpas se ponían en lotes baldíos. Bastaba con montar un toldo de lona (de ahí el nombre de carpa) y muros hechos con tablas procedentes de alguna demolición (pues ya había colonias remodeladas) para tener un espacio en dónde representar y ver espectáculos carperos.Así empezaron El Mayab (donde debutó Cantinflas con su sketch “El Zapatero”), el Teatro Ofelia (que era La Ofelia) , Procopio, El Maravillas, etc.Mucho se habla de los orígenes de la carpa. Algo tiene del juglar medieval, de los misterios que importaron los frailes hispanos misioneros, pero verdadera raíz es la revolución mexicana, pues destruyó al circo, que ya para esas fechas era un espectáculo 100% popular.Antes de las carpas, México no tenia espectáculo propio. Desde 1870 había Ópera, Opereta, Zarzuela, melodrama y comedia. Espectáculos sin arraigo popular que planteaban problemas que nada tenían que ver con los del pueblo mexicano, que se presentaban en teatros elegantes y el precio del boleto era alto.En la revolución, los teatros cerraron, los circos tuvieron que dejar morir a los animales o hasta comérselos por falta de dinero. ¿A dónde iría el pueblo a desfogarse después del exceso de sangre que había visto correr? No existían aun los cines, y el pueblo post revolucionario tuvo que ir creando su propio espectáculo hecho por artistas que alguna vez trabajaron en el circo y en los grandes teatros, pero ahora en situaciones económicas muy distintas.De la ópera, la zarzuela y la opereta, se copió la estructura para hacer la revista mexicana a la que la gente iba a divertirse, a una fiesta.


El público todavía era lo más importante. Podían pedir reprises de un personaje, orillar a las equivocaciones, lanzar objetos, exigir que se cambiara un libreto, chiflar para que entrara su actor favorito o mentar madres para que saliera aquél que no les gustaba.


El pueblo era irónico y tomando recientes canciones revolucionarias como La Adelita, Marieta, La Cucaracha, La Rielera, La Valentina, etc., las actrices y cantantes pasaron a ser Tiples cambiando sus personajes y vestuarios por necesidad al igual que los demás artistas: El caballista, sin caballo, se volvió acróbata, el fino payaso, se hizo cómico a falta de maquillaje y telas brillantes y se encargaba de ser el porta voz del pueblo.


La carpa es, entonces, hija bastarda del circo netamente europeo.Había personajes realistas y simbólicos. Realistas como Chema, Chole, el reportero, el estudiante, el borracho, el General, etc. Simbólicos como la moneda, las calles, las balas, la crisis, la justicia, etc.Las Primeras tiples como María Conesa, Lupe Rivas Cacho y Celia Montalbán podían, con sus números, poner en ridículo a los generales que estaban presentes; las segundas tiples o coristas, coqueteaban con la tropa que acompañaba a los generales y ellos fingían aceptarlo con agrado, pues asistían para hacerse populares porque necesitaban seguridad en el poder. Era como una post campaña política. Pero al adquirir dicha seguridad, dejan de ir y empiezan a clausurar los teatritos.


Empieza la censura y el espectáculo se vuelve más musical para no tener diálogos comprometedores, ya que la censura no se limitaba a prohibir, sino a encarcelar, golpear o matar a los que no la respetaran.Comienzan a exhibirse espectáculos muy nacionalistas para aparentar amor a la patria y al gobierno, pero obviamente se van agotando los temas al ya no tener una actitud decididamente combativa. El desfogue y la interpelación a la política que había de los 10 a los 30 en donde ningún hecho político se salvó de ser representado y ridiculizado, se cambiaron por diversión y variedad.





Los que andaban por acá.





La plaza de las Vizcaínas fue un importante centro comercial. Ahí descargaban las bestias (en mas de un sentido) que venían de Tlaxcala, Puebla, Oaxaca, Xochimilco y Tlahuac cargando semillas, legumbres, pasturas, y todo lo que se podía vender.


Los arrieros encontraron buen negocio en cobrar por ver a sus burros apareándose entre machos. Con ese dinero y el de las ventas, tenían para comer y para pagar alguna prostituta que trabajara en la plaza.Todos vestidos con huarache, calzón blanco, zarape al hombro, sombrero de petate.Los charros usaban un sombrero muy distinto al actual. Era mas alto y muy pesado porque estaba hecho de panza de burro. Lo combinaban con pantalón y chaqueta de cuero o combinaban casimir y mezclilla. Las mujeres sin sostén traían huipil, faldas (enaguas) largas para cubrir los pies descalzos, útiles para orinar en cualquier lado.





Había prostitutas para todos los bolsillos. Un peso “por las tres cosas” las q eran francesas. Las mexicanas un tostón (cuatro reales) sólo por “una cosa”.Esta zona llegaba también a las calles de Echeveste, Callejón de san Ignacio, Meave y Jiménez.


Ya estaba ahí el colegio de las Vizcaínas (Escuela de niñas de las Vizcaínas) cuyas alumnas por supuesto contrastaban con aquellas mujeres, como La Matildona, famosa por su fantástica versatilidad en el oficio.Se habla también de una mujer a la que apodaban “El fantasma del correo”, que recorría desde Aquiles Serdán, República de Cuba, hasta la plaza de las Vizcaínas, haciendo una larga parada, sin albur, en el edificio de correos con una misteriosa bolsa. Para llamar al cliente decía “oye güero, ven, dame un cigarro”. Ella desapareció un día así nada más.


Estaba además Tinita (Agustina), una viejecita como de 70 años que levantaba jovencitos porque tenia perrito y se sabía la Biblia. A veces se iba al café Jarocho a contar su vida y a presumir que su marido había sido un personaje importante de la época porfiriana. Ella empezó en el negocio en el hotel Virreyes cuando era burdel.Ruth, la madrota de mas postín con sus pistoleros que la cuidaban. Otra madrota era la Sra. Graciela Olmos, alias la bandida, autora de muchas canciones muy populares, protegida de Uruchurtu.








Un rapidín Histórico.





Durante la revolución, la calle era un escenario sangriento. Cuando llega la paz, el pueblo harto de sangre, retoma sus calles, plazuelas y barrios para convivir con su miseria, su mugre y cantan corridos y canciones de amor.Luego llegan las películas de Hollywood y con ellas el jazz, las modas, empiezan los salones de baile y en ellos las ficheras que cobraban 10 centavos por pieza. Empiezan los cabarets con hermosas mujeres que toman la escena como Carmen Magaña, Carmen “La veracruzana”, Celia “La mazalteca”, la Virucha, Obsidiana (Se cuenta que estas dos últimas eran rivales y llegaron a los golpes.).





Por el ambiente puteril, se necesitaban canciones que vinieran al caso, y Agustín Lara empezó con Aventurera: vende caro tu amor.Agustín Lara, Claudio Estrada, Jorge del Moral, Alberto Domínguez, Miguel Prado, Chucho Monge, iniciaron la era de la canción romántica, que ya no era bien cantada, sino erótica y sensual, pues para encontrar trabajo, debían tocar en cabarets o casas de citas y los empresarios les pedían que las canciones fueran estímulos para consumir licor y sexo. (Mala noche, Humanidad, Contigo, Herida de amor, He querido olvidar, Traicionera, Quinto Patio, Pecadora, Noches de ronda). El radio los empezó a llamar y por eso se hicieron famosos.


También la canción ranchera se transforma y ahora retrata la personalidad del mexicano urbano y semiurbano, nace un folclor adulterado que habla de la virilidad, el arrojo, el buen peleador, su máximo exponente: El Rey.





Con la ampliación de san Juan de Letrán, vinieron derrumbes de casonas y vecindades y en los predios se instalaron varias carpas. Las calles aledañas se llenaron de puestos ambulantes y de prostitutas a toda hora, bastaba con darle “una corta” a los policías. También los carteristas podían así trabajar a gusto.


Se oían los tradicionales gritos de: “Aajajay boletos” y “Esta y l’otra, esta y l’otra por un solo boleto”. Los gritadores más famosos fueron Neri y El Ronco.En la plaza Vizcaínas había puestos famosos de chocolates y menjurjes como leche “Nesclé” con cocoa y alcohol, las tortas de La Güera, los tacos de Pepe.Mas tarde al fondo de la Plaza de las Vizcaínas se instaló el Teatro Apolo, donde había mujeres que bailaban desnudas bajo luz tenue con zapatillas plateadas con pedrería.





El gobierno de Cárdenas fue favorable para las carpas, porque era un espacio popular y los permisos se daban sin hacer muchos trámites. Bastaba con encontrar un baldío y poner la carpa. Se dice que incluso Cárdenas le regaló su carpa al Chicote. El mismo presidente facilitó a los actores un espacio para instalar la sede de su sindicato. La expresión había estado limitada en el maximato y el general la abrió con apoyo que con Ávila Camacho se vuelve a disminuir.





La segunda guerra mundial marca un parte aguas en la política mexicana, y por supuesto mundial, por lo tanto, también en los espectáculos de todo el mundo. Los miembros del escuadrón 201 se vuelven un icono más, un símbolo nacional protegido por la virgen de Guadalupe. Iba muy bien con la política de Ávila Camacho que los dos símbolos de unidad nacional fueran la virgen y un soldado.





Comienza un desmedido sentido nacionalista que se empieza a plasmar en los espectáculos. Es un sentido nacionalista distinto al que se produjo en la revolución, ya que ahora si había radio, cine, tecnología, y por lo tanto se empiezan a mezclar cosas de otros países. Hasta los chistes empezaron a cambiar. Se comenzaban a usar palabras extranjeras, llegó la moda de los pachucos. Todavía se representaban algunas revistas, pero empieza la decadencia con la muerte de un importante empresario, Manuel Castro Padilla ,golpeado por gente de Ávila Camacho, ya que su revista presentada en el teatro Lírico se pronunciaba a favor de Almazán, y estos dos se encontraban en contienda política.


Roberto Soto continuó la temporada y luego puso El máximo Pachuco y El Tenorio Pachuco (con canciones que aún en nuestros días llegan a oírse interpretadas por Lucha Reyes en sus versiones originales y por Lila Downs y Astrid Hadad en adaptaciones.).





Los personajes ya no tenían nada que ver con el campo, como antes.Llega el nuevo medio de comunicación masiva en 1947. Miguel Alemán apoya a Emilio Azcárraga y se dedica a industrializar al país. Los centros urbanos crecen en un 73%. Los ricos buscan colonias nuevas y los pobres se extienden a la periferia y a las vecindades del centro. Surge la clase media baja que se establece en los multifamiliares y este crecimiento comienza a desaparecer las carpas, pues Uruchurtu empieza a comprar todos los terrenos y lotes. Quedan cada vez menos carpas. En el centro quedaban la Margo y la Colonial.


Uruchurtu se preocupa mucho por el aspecto de la ciudad, pues ya estaba dentro de la modernidad, y las carpas, que daban a su parecer un mal aspecto, desaparecen de las calles principales para dejar solo los teatros con variedades y revista no política: Cervantes, Follies, Lírico.





Llega la técnica de Stanislavski, la cuarta pared, el teatro deja de ser una fiesta, y los carperos tienen que irse a trabajar a la televisión o a las mismas obras de teatro, si tenían relaciones de amistad con algún empresario. Nace el concepto masivo de la “familia mexicana” y ahora puede disfrutar a los “artistas” “desde la comodidad de su hogar”.La manera de hacer sketches se transforma, ya que para la televisión se necesita un tempo rápido, eliminando la pausa y la respuesta del publico, así como diálogos totalmente explicativos. Por supuesto se elimina el sketch político, y sólo Palillo seguía presentándolo, pero debía traer un amparo en el bolsillo para no ser encarcelado en cada presentación. Cantinflas cambia su personaje al que conocemos por sus películas.


Ahora los personajes eran chilangos, trabajadores, pobres pero con empleo, guadalupanos, el pueblo empieza a amar a Pedro Infante por ser como ellos: pobres con aspiraciones y buen corazón.








¿Cómo era una carpa?





Era un jacalón de madera o lona. Las chicas albergaban alrededor de 100 localidades, las medianas cerca de 500 y las grandes más de 1000.


En las pobres, el público estaba al ras del suelo y había un escenario alto hecho con tarimas, cuyo interior servía de camerino. Otras, no tan pobres, tenían piso de madera, pequeños camerinos y varios telones. También la diferencia la hacía el hecho de que la carpa tuviera o no una compañía estable y una pequeña orquesta.


La compañía estaba formada por un director-autor-productor, al menos una o dos vedettes, uno o dos cómicos, un actor que cantara y tocara algún instrumento, actores secundarios e invitados especiales como magos, bailarines, malabaristas, tríos musicales y vedettes de renombre.


También se contaba con alguien encargado del armado y mantenimiento, un taquillero y un gritón, que hacia también de asistente de todo.


La compañía entera se encargaba de la realización del vestuario, la escenografía, el mantenimiento y hasta el diseño de los carteles y programas de mano, generalmente impresos en el papel mas barato con colores chillantes.


La programación duraba desde las 4 hasta las 12. Antes de la función, se llamaba la atención del público con música y gritos. La gente se empezaba a formar para tener buen lugar. Llegada la hora salía el director para presentar el programa (como lo podemos ver en el circo, con el director de pista) que se preparaba el mismo día, dependiendo de los artistas invitados y de los sucesos políticos recientes.La primera tanda la actuaban los principiantes, la segunda y la tercera, los más experimentados. Y si estas dos no eran del agrado del público, podían chiflar, aventar cosas o hasta prender fuego al lugar. Cuando se veían venir estas situaciones, el director y los actores debían salir a improvisar para calmar al público, cambiar un personaje o inventar una canción (igual que en el circo cuando sucede un trágico accidente en un trapecio o con una fiera, sale el payaso a improvisar).





Es importante resaltar que los actores de carpa y el público se entendían. “Tenían los mismos gustos, procedían del mismo estrato social, tenían la misma visión cosmogónica (...) . Sus paradigmas estéticos tenían los mismos referentes y habían pasado por el mismo proceso de aculturación.” (Socorro Merlín) Ese fenómeno no volvió a suscitarse jamás.Por esto podemos decir que los espectáculos carperos eran vulgares, pues se designa como vulgo al “conjunto formado por la gran mayoría de las personas, o los que es lo mismo, las que no se distinguen especialmente por su cultura, su aristocracia o cualquier circunstancia que las incluye en una minoría” (Diccionario del uso del Español. Maria Moliner, Gredos, Madrid, 1968). Justo por eso, las minorías percibían a la carpa como algo vulgar, marginado de las minorías culturales.





Los esquemas carperos no han desaparecido. Permanecen latentes en el colectivo, en el público que abiertamente dice que el teatro le aburre, en el niño que le grita algo a un personaje y no entiende por qué no le contesta, en las comunidades que siguen celebrando verbenas populares, en la locura que provoca escuchar a Lucha Reyes y en el interesado en leer estas líneas.





Lo que podamos saber sobre las carpas, es sólo lo que se cuenta. Hay pocos documentos de ese tiempo pues no eran visitadas por los críticos ni fotógrafos. Lo que hay es lo que los propios artistas guardaron y fotografiaron y lo que a uno que otro memorioso le da por escribir y platicar.








María Conesa, La Gatita Blanca y la Tiple de la Revolución.





Una tarde de 1907, cuando el Centro Histórico era simplemente el centro, llegaron de España una muchachita de hermosos ojos, pelo largo y suelto y su padre, un señor elegantemente vestido con sombrero de carrete (que por ser época de invierno, ya ningún caballero lo llevaba en la capital).


Padre e hija, esa pareja sin ninguna importancia, vieron a un muchacho con su bote de engrudo pegando carteles que en papel revolución anunciaban que en el Teatro Principal se presentaría esa noche, sábado primero de noviembre, la nueva tiple cómica recién desembarcada de España y cuba, una tal María Conesa.


Sí, esa chamaca flacucha, quien llegaría a ser la mujer más amada y más deseada durante la primera mitad del siglo y posteriormente un monumento nacional en vida.





Llegaron al Teatro Principal, que ya tenía unos 300 años, y ahí dentro estaban las señoras Genara y Romualda. Moriones; empresarias teatrales que triunfaban con la puesta en escena de la zarzuela La Gatita Blanca, protagonizada por Esperanza Iris.


Desde que Manuel y María Conesa entraron al teatro, empezaron a recibir opiniones, comentarios y burlas, pues en el teatro solían trabajar mujeres bellas, rollizas y sensuales, en cambio a ella la miraban como “Un cuarto de kilo de charales”, “mas flaca que un arenque”, “cara de mema”, “niña pitonga”, “palo de escoba”, “vestida de luto” (lo cual era cierto, pues su hermanita Teresa Conesa había sido asesinada en una gira, en los brazos de María por oren de La Zarina, una vieja cantaora en plena decadencia que se sintió desplazada por las hermanas Conesa).


Las Moriones, seguras de que perderían mucho dinero al haber contratado a una muchacha tan desabrida, le exigieron que esa noche llegara al teatro bien arreglada para presentarse con el público como la nueva sustituta de Esperanza Iris, en La gatita Blanca en la segunda tanda, y en la tercera San Juan de Luz.Así lo hizo y el público no paraba de hablar de su belleza, juventud y “palmito”.


Llegó el sábado, día de su debut, y fue recibida con flores, aplausos, silbidos, y la orquesta tocó una diana, que era el mejor homenaje que se le tributaba a una artista. Al final de su presentación, el público empezó a arrojarle sombreros y hasta los sacos, manteniendo una ovación de más de diez minutos.


De ahí en adelante, en vez de dos tandas, María trabajaba tres o hasta cuatro, repitiendo en cada una entre cuatro y diez veces cada número ante la exigencia y las aclamaciones del público.


Ahí empezó a forjarse la leyenda, que como todas, incluyó también chismes como que fue cómplice de la banda del automóvil gris, que fue amante de un riquísimo sultán de oriente...





El contrato estaba por terminarse y las Moriones temían que ante tanta fama, el padre de María quisiera cobrarles muchísimo más dinero, pero al mismo tiempo, deseaban conservar a María, así que le prepararon “un fracaso”.La programaron para presentarse en “La Cañamonera”, un drama pavoroso con el que debía hacer llorar al público, vestida con harapos y sin mostrar su garbo y belleza. De este modo, dejaría de ser adorada por el público y no le quedaría mas que aceptar el modesto sueldo que le ofrecían.


Por supuesto el plan no les funcionó a las viejas empresarias, pues La Cañamonera fue también un éxito, consagrando a María Conesa como la más grande tiple cómica y actriz dramática. Ahora sí que habían subido sus bonos, y podría cobrar lo que quisiera, y así lo hizo.





La Conesa se enamoró, se embarazó, parió a su hijo Manolo, se casó (todo esto con el educadísimo, simpatiquísimo y riquísimo señor Manuel Sanz a quien conoció tomando chocolate en la Flor de México), y se retiró de los escenarios para dedicarse a ser una señora del hogar, pero no pasó ni un año cuando su familia se vio en una gran necesidad económica que le hizo salir a firman un contrato en el Teatro Colón,(en la calle de Colegio de Niñas, hoy conocida como 16 de septiembre) inaugurado unos meses antes, implantando en México el género de Variedades, más tarde conocido como de Revista.


Su larguísima temporada en ese teatro terminó y se mudó de nuevo al Teatro Principal, lo que coincidió con el Centenario de la Independencia de nuestro País. Se anunció que Don Porfirio Díaz, en un acto de populismo, asistiría a ver su número.


María decidió montar un número mexicano con un traje de China poblana que modificó poniéndole un miriñaque (un aro de alambre que abre la falda, la cual era cortada en forma circular) y, para sorpresa de todos, bordando con lentejuela en la falda ¡el águila del escudo nacional!Por más que trataron de convencerla de que se retractara de llevar un símbolo nacional en la falda, llegó convencida de su idea al día de la presentación, y con sus compañeros rogando que no pasara nada y que no fuera arrojada del país, salió a escena. Del lado del público que había comprado su boleto se escuchaba un gran aplauso; del lado de los funcionarios del gobierno, se guardó silencio. Don Porfirio, tras una pausa, se unió al público aplaudiendo hasta que todos los silenciosos lo siguieron.


Hoy en día , es raro encontrar un traje de china poblana que no lleve el águila. Es la contribución de la gatita Blanca a nuestro folklore.





La gatita Blanca tiempo después se convirtió en La Tiple de la Revolución, participando no sólo en zarzuelas, sino en Revistas nacionales que explicaban los acontecimientos políticos post revolucionarios. Una época de pugna, desorden y pobreza.


Mantener los teatros abiertos le servía al gobierno para simular que todo estaba bien, y los generales asistían cada noche a ver a La Conesa, incluyendo a Pancho Villa.





Se cuenta que en número de “La Perlechera” (las perlecheras eran las mujeres nacidas en el barrio del Perchel, y eran famosas porque llevaban en el liguero, filosas navajas para defenderse) la Conesa bajaba al público mostrando su navaja, y una noche se acercó al General Villa y cortó uno de los botones de su casaca militar, ante lo cual, éste comentó que lejos de enojarse, tenía deseos de raptársela. Y hablaba en serio. María tuvo que permanecer escondida en el teatro hasta que Villa dejó la ciudad.


En otra ocasión, La perchelera cortó uno de los bigotes del general Andrew Almazán, uno de los grandes jefes de la Revolución, quien al final de la función entró al camerino de la Tiplé para pedirle que le cortara el otro bigote para quedar parejo. Ella lo hizo gustosa.





Al robarse los corazones de tan importantes personajes, la gente empezó a pedirle favores. Que convenciera a tal o cual General de no fusilar a alguien, que escondiera a algún rojillo en su camerino, y esto empezó a desencadenar comentarios, unos buenos, unos malos, unos ciertos, otros no tanto, pero todos contribuyeron a formar la leyenda de la Tiple de la Revolución.Después de tantos dimes y diretes, María se divorció de don Manuel Sanz y se hizo amante del poderoso general Juan Álvarez, que estaba a cargo del Estado Mayor Presidencial.“Por razones políticas en las que tuvo que ver la posible reelección del general Álvaro Obregón y el rumor cada vez más grande de que Juan Álvarez podría ser el siguiente presidente, si no se apoyaba el cambio de la ley aún vigente de la no reelección, el militar pronto se volvió un hombre peligroso para los planes políticos del presidente Calles, y como se hacía entonces, y se sigue, y tal vez se seguirá haciendo, el primer mandatario decidió borrarlo del mapa y hacer lo imposible para que a nadie se le ocurriera apoyar las aspiraciones políticas de Álvarez..”(p.455) Le tendieron una trampa y lo hicieron ver como contrabandista de medias de seda, lo encarcelaron e invitaron a María Conesa a salir del país. Ella se fue a La Habana hasta que el presidente Pascual Ortiz Rubio le permitió volver a México, donde permaneció hasta su muerte ocurrida el 4 de septiembre de 1978.Su última actuación fue en El teatro de la Ciudad con la verbena de la Paloma, zarzuela con la que había debutado en México cuando era una niña.





Anécdotas sueltas tomadas del libro Conocencias, de Enrique Alonso:





-Maria siempre estuvo involucrada en la política y las disdcusiones, pero la verdad era que no entendía mucho de eso.Ella y sus amigas se decían monárquicas (respecto a la guerra civil española) pero daba funciones a beneficio de los refugiados republicanos. Decía que era su deber ayudar a los españoles sin importar su manera de pensar.Cuando trabajaba en la zarzuela siempre invitaba a la esposa de don Manuel Azaña, el último presidente q tuvo España, osea q era la monárquica mas republicana de los españoles.





-Siempre existió una lógica antipatía entre la Conesa y la Rivas Cacho, las dos fantásticas tiples. Trabajando en el teatro Fábregas,en una obra producida por don José Ortiz de Zárate (Chin chun chan) Lupe Rivas cacho conquistó a las coristas a su favor y una vez, después de una actuación de María de la que el público pedía la repetición de un con aplausos, las coristas rivascachistas se negaron a acompañarla y salieron de escena. Ante tantos berrinches y malas jugadas,La Gatita Blanca abandonó la temporada y el publico dejó de ir.





-Una de las más grandes creaciones fue la Carretela de Bandera Azul, en la que interpretaba varios números de evocación porfiriana y al final una canción española acompañada por el famoso conjunto de los Churumbeles de España al lado de Juan Legido y Luisito rey. Ahí cantaba con Enrique Alonso el famoso duo de los paraguas, de la zarzuela “El año pasado por agua”.Una vez interpretando ese duo en el Teatro Lírico, al extender su enorme y pesado mantón, tropezó y cayó... continuo como si nada.Al final del número entró a cambiarse para el númerom siguiente pero tenía un fuerte dolor, así que indicó que debía cortarse el númerofinal.Para ellaque era una artista sin remilgos, eso queria decir q en verdad le dolía muchísimo.Consiguieron un médico, al que hubo q despertar. Llegó en pijama con un abrigo encima y dijo q María tenía fracturado el radio y había que hacerle una reducción inmediatamente sin anestesia.Así lo hizo, con un tirón no anunciado para colocar el hueso en su lugar. Ella lo llamó desgraciado y hasta veterinario, pero después confesó que se sentía mejor.Tuvo que ir personalmente al Teatro Lírico a avisarle al público que no podría trabajar por algún tiempo. Se maquilló con la mano izquierda ayudada por María Guzmán, su dama de compañía y en unos minutos estaba lista como para salir a escena.Practicó unos cuantos giros, se puso unos guantes largos para disimular el yeso. No sólo hizo el dueto sino también el número final.





-Ese dueto de los paraguas acostumbraba presentarlo hasta en fiestas, como las de Nicolás Urcelay, tenor del grupo Joyas Líricas, que triunfó en la zarzuela la dolorosa.-María fue por supuesto a la inauguración del Palacio de Bellas Artes el 29 de sept de 1934, cuando el Colón y el Regis ya eran cines, pero de teatros quedaban el Iris, Lírico, Ideal, Abreu, Hidalgo (buena historia la del hidalgo) en Corcheros, hoy Mesones.





-Fue amiga de Antonia Mercé, La argentinita, desde los principios de sus gloriosas carreras allá por 1905 hasta la revolución española en los 30. Cuando la argentina murió en Biarritz, después de asistir a un banquete en su honor, empezaron a circular muchas versiones referentes a su inesperada muerte. Las dos divas se encontraron en México cuando Antonia vino a dar sus recitales a Bellas Artes y por esas dos semanas siempre anduvieron juntas, llamando la atención de todas las que las reconocían. La Conesa la acompañó a comprar algunas postales a Avenida juárez, pues coleccionaba postales de mujeres trabajando.-Una vez expulsaron a Anita e Isabelita Blanch, porque Anita era amante de Salvador Carrillo, enemigo de la ANDA. La delegada de la ANDA apodada la minina, se lo comunicó a la Conesa y ella dijo, No veo qué tenga que ver una cosa con la otra...¿O es que acaso el culo también está sindicalizado? La minina no supo qué responder a tan sabia pregunta.-Se cuenta de una corista que debía sus contratos más a su hermoso cuerpo y su generosidad a los empresarios que a su talento, y y en una discusión llamo a conesa “vieja”, a lo que esta respondió, ya cerca de los 60: Sí, soy vieja, pero prefiero mi vejez de oro a tu juventud de mierda.





Y hay tantas, tantas más.


LEA EL LIBRO.